Esta no es una carta de amor.




A veces, o muchas veces, antes de ir a dormir, todo un centenar de recuerdos pasan frente a mis ojos. Yo no sé si sea para hacerme feliz o triste, pero en todos estas .


Había aprendido a controlar mis emociones. Convertía todo el amor que algún día sentí por ti, y lo transformaba en nuevo amor que fingía tener hacia otras personas. Por un tiempo me funciono, creí que de verdad te había olvidado. Me creí ganadora… hasta que te encuentro en cada una de las cosas que no volví a hacer con nadie más. Anhelaba esas cosas.

Quise creer que era solo nostalgia, que extrañaba los viejos tiempos, y que nada tenía que ver contigo.  Tu recuerdo está intacto, como si nunca hubiera intentado borrarlo, como si nunca hubieses desaparecido y me hubieses dejado a la suerte de mis heridos sentimientos.


Trato también de recordar lo malo, todo lo que hizo que ya no quisiéramos querernos. Pero hoy eso no me es suficiente.


Sé que no quiero volver a verte, ni hoy, ni mañana, ni nunca. No estoy preparada para eso. ¿Entonces que me hace escribir a media noche sobre ti?


Solo quiero que estés bien, donde sea que estés, y que seas feliz. Yo seguiré intentado reemplazarte.  Aunque me sea imposible.

He encontrado consuelo en escribirte, aun si no me lees… suena triste, pero es la única forma  que encuentro de escapar de tu recuerdo.


Me siento atrapada en el pasado muerto e irrevocable que nunca volverá. Me siento atrapada y sola por un sentimiento que no me deja apartarme de ti, aunque tú, ni en tus momentos de ocio me recuerdes a mí.


A veces me pregunto si me recuerdas, pero ese pensamiento es borrado  tras la conciencia de saberte feliz con alguien más.


¿Cómo podía ser tan fácil para ti? En cada hombre con el que he estado, solo te he buscado a ti.


Ya no quiero seguir buscando, ni lastimando a personas que no tienen la culpa de mi pasado, ni de lo que hiciste conmigo.


Esta no es una carta de amor, son mis últimas palabras para con tu persona.


Quiero recordarte sin un nudo en la garganta. Poco a poco lo voy logrando. Y en cuanto menos lo espere, escucharé tu nombre, y me sonará lejano, como una canción que disfrute y que puedo seguir oyendo sin temblar.


Podré pasar por aquel árbol, por aquella esquina, por esa plaza, y mirarla con una sonrisa, y no como una película vieja que me hace llorar.


No sé si volveré amar así, pero tenerte, al menos me sirve de consuelo por esta vida.


Esta noche, sé que haberte amado, por corto que fuera el tiempo, fue mejor que nunca haber amado.


Aunque no me ha faltado con quien desvelarme por las noches, ni con quién compartir ideas, hay una parte de mí que no quiero revelar, y fue esa parte de mí que viste tú.


No quiero repetir nuestros juegos o canciones. No me siento bien haciéndolo.


Quiero creer que no soy una más, que aunque mi tiempo haya acabado, mi nombre en tu corazón no pase desapercibido.


Así terminan las 531 palabras errantes, a las que llamo, fragmentos de un corazón estropeado.  




Nota de escritora:  nos leemos la próxima.

- L <3


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Un poco de poesía porqué la noche lo merita.

En algún rinconcito del mundo.